ENFADOS E IMPULSIVIDAD: Pérdida de control, ira desproporcionada, dificultad para gestionar la irritación interna

La forma que tiene la persona de afrontar el conflicto es a través de la expresión incontrolada de la agresividad.

Detrás de la agresividad siempre existe una fuerte frustración. Existe una realidad que no se ajusta a las expectativas de la persona y su forma de afrontar el conflicto es a través de la expresión directa y sin límites.

Detrás de la vivencia de agresividad suele haber un perfil de persona que no sabe gestionar correctamente sus necesidades. A continuación cito algunas de los orígenes más frecuentes que puede generar la ira:

  • La baja tolerancia a la frustración: es decir, una educación caracterizada por la ausencia de límites;
  • La sensación de poder: derivada de sentir que se controla al otro a través de la amenaza.
  • La dificultad de poner límites: da lugar a patrones pasivo agresivos, después de “tragar” mucho la persona estalla de una forma incontrolada.
  • La desconfianza: asociado a un carácter paranoico podemos interpretar constantemente engaños y ataques por parte de los demás que hagan crecer el estado de ira interior.
  • La sobrecarga organísmica: muchas veces las personas llegan a estados de agresividad fruto de estados carenciales de su organismo. Así los estados de cansancio, de mala alimentación, de falta de sueño, de exceso de trabajo o preocupaciones pueden ir creando un estado de irritabilidad en el cuerpo que acabe generando el estallido de rabia.

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