Cuando el amor se va… y con él, parece que se desmorona todo
Nadie nos prepara para una ruptura. Para ese momento en el que una persona se va y, con ella, sentimos que se lleva la calma, la rutina, el sentido… incluso el aire. Lo que para algunos puede parecer simplemente tristeza o nostalgia, para otros se convierte en una auténtica tormenta interna: ansiedad, pensamientos obsesivos, insomnio, taquicardia, pérdida de apetito, sensación de vacío. Y, a menudo, ese dolor profundo tiene un origen muy claro: el apego ansioso.
Tener apego ansioso y romper con una pareja es como si te separan el corazón del cuerpo sin anestesia. Es tan doloroso que la gente se plantea no volver a enamorarse nunca más por la senacion de que amar al final acaba doliendo demasiado. ¿Para que entregarme al amor si luego parece que destruye mi vida entera cuando acaba? Estas preguntas son frecuentes en personas con este tipo de apego.
Este no es un artículo con consejos superficiales del tipo “haz yoga” o “sal con tus amigos”. Este texto es para ti, que estás sintiendo un dolor que los demás no entienden. Es para ti, que no encuentras paz ni en el día ni en la noche, y que necesitas algo más profundo que frases de autoayuda. Necesitas comprensión, claridad y un camino para sanar.
¿Por qué te está doliendo tanto? La raíz está en tu historia de apego
El apego ansioso no nace en la adultez. Tiene raíces profundas, normalmente en la infancia, cuando aprendimos que el amor era inestable, condicional o imprevisible. Quizás tus figuras de referencia estuvieron físicamente presentes, pero emocionalmente distantes. Quizás necesitaste esforzarte demasiado para ser visto, para sentirte seguro, para obtener afecto.
Con el tiempo, tu sistema nervioso asoció el vínculo afectivo con la alerta constante. Amar se convirtió en estar siempre pendiente del otro, en temer su abandono, en hacer lo imposible por no perderle.
Cuando entraste en una relación, no solo encontraste compañía. Encontraste refugio. Un lugar donde (al fin) sentirte seguro. Por eso, cuando la relación se rompe, no se trata solo de perder a una pareja: se trata de perder tu base emocional. Y tu cuerpo lo vive como si se acabara el mundo.
En términos del sistema nervioso diríamos que entramos en un estado de supervivencia. Este estado se traduce en la experiencia interna de temor, de sin sentido, de vacío emocional y sobretodo de la sensación de que nos falta algo.
Lo que estás sintiendo no es “exagerado”. Es trauma
El duelo vivido desde el apego ansioso no es un duelo cualquiera. La vivencia interna parece como si nos hubieran estirpado una parte esencial de nosotros mismos. Estas son solo algunas de las vivencias comunes que pueden estar desgastándote:
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Revisar constantemente si está en línea, si ha visto tus stories, si te ha escrito.
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Releer conversaciones antiguas buscando pistas o consuelo.
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Idealizar lo vivido: recordar solo lo bonito, minimizar lo que no funcionaba.
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Sentirte incapaz de parar los pensamientos: “¿Y si lo hubiera hecho diferente?”
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Experimentar síntomas físicos como opresión en el pecho, nudo en el estómago, falta de aire o de apetito.
Nada de esto significa que estés roto. No estás fallando. Tu sistema nervioso está reaccionando como aprendió a hacerlo: tratando de recuperar lo único que le daba estabilidad. No es una reacción romántica: es biológica. Es supervivencia.
No se trata de “soltar” sin más. Se trata de aprender a sostenerte
Muchas personas, con la mejor intención, te dirán: “Tienes que soltar”, “El tiempo todo lo cura”, o “Concéntrate en ti”. Pero si estás en medio de esta experiencia, sabes que no es tan fácil. No puedes soltar de golpe aquello que te regulaba emocionalmente sin tener nada con lo que sostenerte tú ahora.
Por eso, antes de “soltar”, necesitas:
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Entender tu herida.
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Aprender a escuchar tu cuerpo sin juzgarlo.
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Reconocer que tu intensidad emocional es una señal, no un error.
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Empezar a construir nuevas formas de calma, desde dentro.
Este proceso requiere un espacio seguro. Un lugar donde puedas dejar de sobrevivir y empezar a sanar.
Sanar el apego ansioso: volver a ti
Sanar no significa dejar de amar, ni cerrarte al mundo. Sanar el apego ansioso es:
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Aprender a regularte emocionalmente sin depender del otro.
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Reconocer tus propias necesidades sin avergonzarte de ellas.
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Sentirte suficiente sin tener que ser elegido constantemente.
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Amar desde la libertad, no desde el miedo.
Y sí, es un camino. Pero no estás solo. Muchas veces tendrás que vencer la tentación de volver a intentar que tu expareja te devuelva el sentido de tu vida. Es posible que si vuelves momentaneamente a hablar con ella y recuperas la esperanza te sientas otra vez tranquilo. Para el apego ansioso recuperar conexión con la figura que hacia de refugio emocional puede ser aliviante, al menos en un principio. El problema de esto es que si no vamos al problema de raiz siempre estaremos en la cuerda floja de la dependencia emocional. Ese lugar donde nuestra estabilidad emocional depende totalmente de otra persona. Esto en mi opinión si bien puede hacer sentir bien a la persona no favorece la verdader autonomía.
La Psicoterapia: un lugar para volver a empezar
Trabajo con personas que sienten como tú. Que atraviesan rupturas que duelen más de lo que la gente entiende, y donde parece que el amor es una condena de muerte cuando no sale bien. Hay un punto de inflexión que debes plantearte, ¿Estas dispuesta a dejar de repetir patrones y empezar a construir relaciones más sanas, empezando contigo misma?.
Mi enfoque es integrador: combino herramientas de la psicología humanista, la terapia somática y el acompañamiento emocional profundo. En nuestras sesiones, no tendrás que fingir. No te diré que exageras. No trataremos tus emociones como “problemas”, sino como pistas hacia tu propia sanación. Las emociones necesitan vivirse para reintegrarse. Cuando podemos sostener las emociones podemos caminar a través de ellas. Eso significa que podemos emezar a cambiar la forma en la que nos relacionaos con lo que sentimos. Cuando podemos vivir una emoción sin pensar que nos va a matar dejamos de ser esclavos de ella. Deja de dominarnos.
El camino para poder procesar las emociones empieza por crear un ambiente seguro basado en la confianza y el el respeto.
Aquí no hay juicios. Hay espacio. Hay escucha. Y hay un camino.
Porque mereces relaciones donde no tengas que mendigar afecto.
Y mereces sentirte en paz contigo mismo, con o sin pareja.
Si te has visto reflejado en estas palabras, ya has dado un paso importante: buscar comprensión y ayuda. No dudes en ponerte en contacto conmigo, estaré encantado de apoyarte en tu camino hacia tu nueva forma de estar en la vida.
Ignacio Parra
Psicólogo y psicoterapeuta especializado en vínculos, apego y terapia emocional
NºColegiado 23109