Asuntos inconclusos y Ansiedad

Ansiedad cuando se tiene asuntos inconclusos

LOS ASUNTOS INCONCLUSOS COMO CAUSANTES DE LA ANSIEDAD

Todos en la vida cargamos con cosas pendientes, asuntos que de alguna forma no resolvimos correctamente en nuestro pasado. Puede ser porque fueran situaciones demasiado dolorosas, porque nos pilló en una etapa temprana del desarrollo, o simplemente porque no tuvimos los recursos suficientes para abordar esa experiencia.

Como comentaba el fundador de la terapia Gestalt Fritz Perls, estás experiencias no resueltas se podrían asemejar a la comida que nos hemos tragado sin masticar. Tanto en las experiencias sin resolver como en la comida que no masticamos hay algo que se nos “atasca” en el interior. El problema de esta “mala digestión” es que genera una energía tensional que clama por ser resuelta y poderse liberar. Está energía proveniente del pasado aparece en el presente de la persona creando interferencias con la vida cotidiana. Sería como un espíritu cuya alma se ha quedado vagando ansiosa por el mundo hasta solucionar aquello que tenía pendiente en vida. Así, las situaciones que no resolvimos en nuestro pasado vienen una y otra vez a rendirnos cuentas para ser resueltas; hasta que no nos paramos y les hacemos caso no dejan de aparecer en nuestra vida de una forma más o menos clara.

¿POR QUÉ ACUMULAMOS ASUNTOS SIN RESOLVER EN NUESTRO INTERIOR?

La respuesta a esto puede ser la combinación de varias razones, pero la principal es que acercarnos a este hecho traumático crea incomodidad y miedo. Esto hace que nuestra mente lo interprete como una amenaza para la estabilidad de nuestro organismo. El mecanismo lógico y más eficaz a corto plazo para nuestra mente es el de ocultar esta experiencia en el plano inconsciente, reduciendo así momentáneamente la ansiedad.

Ansiedad por tener asuntos inconclusosAl sumergirla en un “limbo mental” nos deja de perturbar, produciéndose un alivio de la ansiedad; al menos de forma temporal. Este “limbo mental” sin embargo no tiene capacidad ilimitada. Como si de un trastero cargado de cosas se tratara puede albergar cierto desorden un tiempo, pero si la cantidad de “trastos”es excesiva llegará un momento en que los trastos saldrán por cualquier lado y comenzarán a invadir nuestra casa (es decir saldrán a la superficie de nuestra conciencia).

Esto es lo que sucede cuando nos acostumbramos a tapar muchas cosas en nuestra vida. Nuestra mente que quiere protegernos invierte mucha energía en tratar de seguir camuflando estas experiencias. Las formas que empleamos para este ocultamiento pueden ser varias: la negación, la justificación, la evitación…Cualquier estrategia parece razonable a nuestra mente con tal de no tocar el dolor y el miedo que encierran estas experiencias no resueltas.

CONSECUENCIAS DE DEJAR MUCHOS ASUNTOS INCONCLUSOS EN NUESTRA VIDA

El problema de la evitación es que reduce los recursos y potencial del individuo. La razón de ello es que la persona fragmenta su capacidad de atención. Parte de sus recursos atencionales estarán empleándose en tratar de tener éxito en la vida, pero existirá otra parte de su capacidad que estará tratando de protegerse contra las posibles amenazas pasadas sin resolver.

Esta energía defensiva queda dentro del organismo provocando múltiples síntomas:

despistes, irritabilidad, obsesiones, dificultad para conciliar el sueño o para concentrarse, fatiga, somatizaciones…etc. También puede desembocar frecuentemente en que la persona tenga un sentimiento de inquietud ante el futuro, pero ante el cual no percibe un claro motivo. En otras palabras, sería como si la persona pudiera sentir este “limbo mental” cargado con cosas amenazantes, pero como algo que no puede concretar y que aparece en la conciencia de forma difusa. Esta falta de definición del miedo suele retroalimentar en el individuo la sensación de falta de control y ansiedad ya que no percibe un objeto claro al que hacer frente.

Si esta situación de ansiedad se prolonga en el tiempo y el individuo no es capaz de ponerle freno se puede ir agotando las defensas del individuo y provocar una erupción desmedida de todo el miedo reprimido. Esto sucede porque los mecanismos de bloqueo y

ocultamiento ceden ante la fuerte presión y todo el miedo oculto sale al exterior descontroladamente creando una absoluta sensación de inestabilidad en la persona. Esto es lo que psicología clínica denominamos un ataque de pánico.

ABORDAJE TERAPÉUTICO DE LA ANSIEDAD

El trabajo terapéutico en estos casos consiste en un primer momento en aportar las herramientas para contener los ataques de pánico y que la persona recupere cierta estabilidad y sensación de seguridad.

Sin embargo, los ataques de pánico se tratan tan solo de un síntoma superficial; el verdadero cambio que necesita la persona es más profundo y requiere de un trabajo a más largo plazo. Esta labor terapéutica consiste en ir acercándose lentamente a ese “trastero” de asuntos inconclusos de la persona e ir identificando cada situación difícil que no se quiso ver en su tiempo.

Lo delicado de este proceso es que solo se puede acceder a las experiencias negativas cuando la persona se siente lo suficientemente segura y confiada. La confianza en el terapeuta es esencial en este punto para acceder a los asuntos inconclusos más traumáticos. Este es un proceso que no se puede forzar y cada persona tiene sus ritmos.

Al principio la persona viene a consulta con el deseo lógico de “curarse” y con la esperanza de que el psicólogo les dará alguna herramienta para no sentir más dolor ni miedo.

El proceso es paradójico ya que lo que más libera a la persona es precisamente su capacidad para ir acercándose cada vez más a su dolor e inquietud.

Cuando la persona confía que tiene los recursos suficientes como para acercarse al contenido temido tiene la oportunidad de cerrar el evento traumático de forma que deje de interferir con su vida.

El trabajo terapéutico por tanto consiste en ir generando recursos y confianza en la persona para que empiece a poner orden en su “trastero” de asuntos inconclusos.

Al poder redescubrir las experiencias traumáticas desde un lugar diferente la persona puede reinterpretar las creencias que tanto tiempo había ido albergando en

su interior. La conciencia así se va aligerando y la vida se hace más rica y placentera.

A veces lleva tiempo que empiece a verse cierto orden interno, pero tarde o temprano cuando se van abordando los “trastos” de nuestra vida las personas empiezan a sentirse más ligeras.

Es como si se quitaran un peso de encima, y es que cada experiencia pasada que digerimos de forma satisfactoria nos deja el legado de un pequeño tesoro; la energía que perdimos en el pasado y que rondaba defensivamente en nuestro interior se reconquista en el presente para estar al servicio de la persona. Esta mayor energía disponible permite una vivencia de mayor tranquilidad y seguridad en la persona

Ignacio Parra Viudes.
Psicólogo y Psicoterapeuta Gestalt. Nº Colegiado 23109
www.psicologomajadahonda.net

2 comentarios de “Asuntos inconclusos y Ansiedad

  1. Eu. dice:

    Muy interesante esto sin duda alguna, los asuntos pendientes no cerrados en el pasado con las personas que nos relacionamos sean familiares u otros seres humanos, mientras no haya forma de concluirlos seguirán quitándonos o disminuyendo la energía, que nos hará falta para atender los asuntos en el presente, por eso es importante la visita al profesional de la salud mental para que le aporte las estrategias al consultante, y este las lleve a la práctica, la auto exploración y que pueda salir de sus bloqueos o resistencias que le evitan vivir una vida plena.

    • Ignacio Parra dice:

      Muchas Gracias por tu comentario Kamila!! Al final hay una ley universal, energía ni se crea ni se destruye solo se transforma. El proceso terapéutico busca esta transformación…

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