Dentro de los tipos de psicoterapia que utilizo para apoyar a las personas, el enfoque de terapia psicocorporal es uno de los que me parece más directo y liberador para abordar el trauma psicológico.
Aunque la mayoría de las veces no somos conscientes de ello, todo lo que pensamos y sentimos en nuestras vidas tiene una repercusión en nuestros cuerpos. Cuando nos enfadamos, cuando estamos tristes, cuando sentimos miedo o alegría nuestro cuerpo reacciona y desencadena reacciones fisiológicas. Lo queramos o no, nuestro cuerpo es como una “caja negra” que registra y almacena los eventos agradables y desagradables que hemos vivido en nuestra vida con el fin de tratar de adaptarse mejor a las situaciones futuras.
El cuerpo, de forma natural, tiene la capacidad de activarse con energía para afrontar situaciones nuevas y desafiantes. Estas reacciones del cuerpo de elevar su activación o su tensión es lo que llamamos estrés o carga corporal. Si bien el estrés tiene muy mala prensa en el lenguaje cotidiano, una dosis de esta elevación de la activación es absolutamente necesaria para poder adaptarnos a la vida.
Una persona con un sistema nervioso sano es aquel que puede elevar su activación y luego puede bajarla para descansar y reponerse. Este ciclo de activación y relajación es lo que llamamos la capacidad de regulación del sistema nervioso. Cuando nuestro cuerpo puede subir de una forma controlada la carga de estrés y luego descargarla, el organismo se puede restaurar y queda otra vez disponible para la vida.
LA CREACIÓN DEL TRAUMA
En la vida a veces ocurren situaciones que por ser demasiado intensas, rápidas o tempranas sobrepasan nuestros recursos internos de regulación. Estos eventos que desbordan nuestro organismo pueden venir desde muchos ámbitos: accidentes, enfermedades, cirugías, bullying, peleas familiares, abusos de poder, traiciones, abandonos, rechazos, etc.
Cuando ante una situación no tenemos los recursos personales o el apoyo adecuado, el sistema nervioso se bloquea y no puede liberar la activación. Lo que sucede en este caso es que esta tensión pasa a quedar retenida en el cuerpo como un patrón de rigidez al que llamamos trauma.
CONSECUENCIAS DEL TRAUMA
Metafóricamente los traumas son como volcanes energéticos que quedan atrapados en nuestro cuerpo. Este bloqueo energético contiene una respuesta de lucha, huida o búsqueda de apoyo que quedó incompleta. Estos bloqueos internos suelen ser inconscientes en tanto que la persona no pudo estar plenamente consciente durante el evento debido al exceso de estrés.
Sin embargo, tarde o temprano, después de haber vivido alguna experiencia traumática se empiezan a experimentar síntomas de malestar. Los efectos del trauma suelen manifestarse en dos direcciones, siendo también común una mezcla de ambos:
La sobreactivación constante: la persona queda atrapada en estados de hipervigilancia constante. La persona vive internamente defendiéndose, aunque no exista una clara amenaza en el ambiente. Es una incapacidad para relajarse y la necesidad de estar haciendo cosas continuamente en un intento de relajarse y sentir paz. Algunas manifestaciones de este estado serían la ansiedad, las adicciones, preocupación constante, la irritabilidad y enfados, la necesidad compulsiva de hacer cosas, el insomnio…
Desconexión de la vida: en este caso la persona manifiesta un alejamiento más o menos parcial de la vida. Existe una negación o resistencia a vivir algunas dimensiones de la experiencia humana. Dentro de esta categoría podríamos encontrarnos con fobias, depresión, bloqueo emocional, trastornos psicosomáticos…
En conclusión, el trauma sumerge a la persona en un estado de supervivencia que limita y constriñe sus posibilidades de ser feliz y vivir una vida plena.
EL PROCESO PARA SUPERAR EL TRAUMA PSICOLÓGICO DESDE LA TERAPIA PSICOCORPORAL
Las buenas noticias es que estos traumas no tienen por qué ser fijos y estables. Nuestro cuerpo siempre está buscando la forma de liberar la energía retenida y autorregularse. Sin embargo, debido a las programaciones culturales y familiares podemos bloquear esta capacidad innata del cuerpo para sanar.
A continuación, expondré cinco principios básicos que es importante tener en cuenta a la hora de trabajar con el cuerpo:
UN ESPACIO MÁS DE SENTIR QUE DE PENSAR
Para llegar a liberar nuestro sistema nervioso, es esencial dar menos espacio a nuestros pensamientos e ideas y prestar más atención a la escucha de las sensaciones corporales. En este sentido, no le damos tanto énfasis a entender (como se espera de las terapias tradicionales), sino más bien se trata de abrirnos a vivir las sensaciones en el momento presente desde la curiosidad. No se trata tanto de controlar las sensaciones sino de observar cómo evolucionan las señales de nuestro cuerpo. Esta exploración de sensaciones y sentimientos puede resultar extraño en tanto que no se funciona desde la parte racional que busca el análisis y el control.
EL CUERPO, UN NUEVO LENGUAJE QUE APRENDER
Este acercamiento a la escucha corporal es como si aprendiéramos un nuevo lenguaje; al principio puede resultar difícil percibir las sensaciones corporales ya que pueden ser apenas perceptibles. Por otro lado, tenemos que ir familiarizándonos con palabras que nos ayuden a describir esta experiencia corporal.
Un ejemplo de palabras para describir las sensaciones podría ser: hormigueo, tembloroso, rígido, palpitante, esponjoso, contraído, espacioso, energetizado, radiante, eléctrico, pegajoso, paralizante, peludo, vacío, vibrante…
A través de la práctica vamos desarrollando habilidades para afinar la percepción de las sensaciones e ir identificando palabras para describir nuestros patrones de activación o de descarga.
A medida que vamos estableciendo un contacto más nítido con nuestras sensaciones y sentimientos nos da una mayor sensación de conexión con nosotros mismos.
APROXIMACIÓN PROGRESIVA.
Cuando llevamos mucho tiempo reprimiendo nuestras emociones y sensaciones suele haber una resistencia inicial muy fuerte hacia volver a sentir. Cuanto mayor sea la carga de estrés que acumulemos, normalmente mayor es el miedo a liberarla y más necesario es ir poco a poco. Es necesario cultivar la paciencia y la compasión para que el cuerpo pueda ir retomando su capacidad de regularse.
La idea es ir ayudando al sistema nervioso a liberar la energía concentrada en el cuerpo que no encuentra salida. Sin embargo, para poder liberar esa concentración de tensión no podemos hacerlo de golpe porque podría volver a desbordar al organismo y generar una retraumatización. Es por ello que la liberación de esta carga la hacemos dosificada en pequeñas dosis y progresiva de forma que la persona pueda ir digiriendo la tensión. Es importante que el cliente, en alianza con el terapeuta, pueda avisarle cuándo siente que la carga se ha vuelto demasiado intensa.
A medida que vamos estando cómodos con la experiencia corporal vamos reconquistando nuestra capacidad de regulación. El resultado es que podemos gestionar mejor las sensaciones y emociones de nuestras vidas.
Utilizando la metáfora de alguien que quiere iniciarse en el submarinismo, antes de las grandes inmersiones en el océano, empezaremos en zonas de bajo riesgo como una piscina o zonas del mar con poca profundidad. Al final, no es tan importante a cuánta profundidad bajemos sino si somos capaces de disfrutar y apreciar los peces, los corales y los barcos hundidos. Trasladando esto a nuestra práctica se trata de que nos mantengamos en unos niveles de activación que sean tolerables para nosotros de forma que le pillemos el gusto al buceo de nuestras sensaciones corporales.
LOS RECURSOS INTERNOS COMO TRAMPOLÍN PARA FLEXIBLIZAR EL TRAUMA
Un organismo sano es aquel que transita con flexibilidad y equilibrio los ciclos internos de tensión y descanso, de contracción y relajación. Estos ritmos como decíamos antes es lo que permiten que podamos transitar por las situaciones de la vida. Sin embargo, el trauma desencadenado por sensaciones de soledad, impotencia y derrotismo interrumpe este ciclo natural de flexibilidad interna.
El trauma representa aquel lugar de nuestra experiencia donde nos rompimos y tuvimos que adoptar una postura rígida ante la vida, ya fuera la lucha, huida o bloqueo. Nuestra experiencia quedó de esta forma fijada en nuestro cuerpo de una forma fija e inaccesible. Para acercarnos a una zona tan dañada de nuestro ser tenemos que hacerlo de una forma “pendulante” entre las zonas sanas y fuertes de nuestro ser (nuestros recursos), para luego transitar hacia los lugares heridos. En este ir y venir entre las zonas de bienestar y las zonas traumadas, la carga energética del trauma puede ir liberándose poco a poco.
Contactar y expandir primero aquello que nos genera bienestar, alegría o paz permite luego ir creando a espacio para para ir ablandando y flexibilizando los bloqueos reprimidos del trauma. Cuantos más intensamente podamos experimentar el bienestar en nuestro cuerpo más rápidamente podremos acercarnos y poder liberar el trauma. Por este motivo gran parte de la terapia se dirige a expandir y crear nuevos recursos de bienestar y sentido para la persona.
UNA EXPERIENCIA RELACIONAL
Nuestro trauma se creó en relación y necesita también de la relación para ser sanado. El trauma es sinónimo de soledad, de incapacidad de relacionarse de una forma segura e íntima con nosotros mismos y los demás. El objetivo final de la terapia psicocorporal es que la persona pueda ir integrando toda su experiencia como parte de su ser. Esta integración implica volver a expresar aquello que quedó interrumpido por las circunstancias. A veces no pudimos comunicarnos, otras no pudimos movernos, otras ni si quiera pudimos pensar. Este enfoque psicocorporal ayuda a la persona a entrar en relación con sus sensaciones para ir luego llegando a una comprensión más profunda de sus emociones y pensamientos
A medida que se tolera, e incluso se aprecian las diferentes experiencias internas vamos creando un vínculo más seguro y cercano con nosotros mismos.
Ignacio Parra Viudes.
Psicólogo y Terapeuta Gestalt. Nº Colegiado 23109
www.psicologomajadahonda.net
Hola, me interesa mucho trabajar mis traumas y me gustaría saber si realizas sesiones online? La verdad es que soy de México y no se si habrá forma de pagar las terapias por medio de alguna aplicación tipo PayPal o algo parecido. Muchas gracias
Si hago terapia Online, si te parece ponte en contacto conmigo por whatsapp y vemos.
Saludos
Ignacio Parra
Psicologo, experto en terapia psicocorporal y apego
https://www.psicologomajadahonda.net